Todos somos víctimas

Centro de la ciudad, segundo sábado de enero.
11,00h: comienzan a llegar los autobuses.
20,00h:  las puertas se vuelven a abrir para recoger a los pasajeros.
La edad media de los participantes baja, familias con niños de corta edad y todos con una estética muy similar.
¿Cual es su objetivo?¿ Saben realmente el dolor que producen con su manifestación? ¿Tiene sentido su discurso en nuestro país ?
Tras la manifestación en Bilbao de este pasado fin de semana, muchos ciudadanos seguimos preguntándonos: ¿jueces y fiscales continúan con las manos atadas?.
Paseando por las calles de esta hermosa ciudad, a última hora de la tarde del mismo sábado, se percibía que hay cosas que no han cambiado a pesar de  los años. Somos mayoría los que contemplamos con dolor este tipo de concentraciones. Los ciudadanos que vivimos fuera del País Vasco, hablamos con libertad de presos, doctrinas y salidas injustas de la cárcel. Los residentes en Santurce, San Sebastián, Vitoria, ..por precaución, no hablan con la misma libertad . Una gran mayoría de vascos no comentan fuera de sus círculos mas íntimos estas cuestiones, no por miedo, sino por no entrar en una continua pelea verbal con los radicales.
El lema de la concentración hablaba de derechos humanos, pero..¿para quien? ¿solo en un lado de la balanza? ¿solo para los asesinos?.
Al escuchar las palabras libertad, derechos humanos, paz...pronunciadas por quienes no saben de su significado,  recordé los ojos de  Carmen, Ana, José,...Ellos son víctimas del terrorismo. Ellos, desde la legalidad y la razón, siguen pacíficamente pidiendo justicia. ¿Hasta cuando deberán hacerlo? ¿hasta cuando el silencio absoluto en esta parte del territorio español?.
Las víctimas han demostrado desde el mismo instante en el que han perdido a su marido, a su hijo, a su padre,...que no es necesario empuñar un arma o violentar a nadie para reclamar derechos. Los que mataron y los que les acompañan, deberían estar a la altura de sus víctimas. Pero, evidentemente, al ejecutar ya demostraron su bajeza moral. Al no pedir perdón, cada vez más su razón se diluye, se repudia y es incomprensible.
Hoy charlando con Carmen, desde su serenidad sin límites, siento como todos somos victimas del terrorismo. ¿a quien interesa que esta herida siga abierta?...

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